domingo, 29 de junio de 2008

Introducción

En este blog, podrán encontrar información con respecto a nuestro personaje Clara Campoamor, como lo es su biografía, su importancia hoy en día y el tiempo durante el cual ella ejerció influencia sobre la sociedad, entre otros.
Primero, se darán cuenta que esta mujer fue muy importante en el avance de la sociedad , especialmente sobre nosotras las mujeres. Además, encontrarán la difícil vida que llevo esta mujer, por esto mismo es que quizás se le considera una revolucionaria del movimiento feminista y una gran líder.
Debido a todo lo que encontrarán aquí se podrán dar cuenta de una mujer que con valentía, sobresalió en la defensa de derechos y valores no tan solo para mujeres, tanto también para los hombres

Biografía



Clara Campoamor, es considerada como una de las madres del movimiento feminista y sufragista en España, siendo una de las primeras diputadas de las primeras Cortes de la II República. Defensora de la igualdad de derechos de la mujer, fue una de las impulsoras de la aprobación del sufragio universal en España, logrando el voto femenino en las primeras elecciones republicanas, así como la primera ley del divorcio.

Fue una mujer que se hizo a sí misma, que luchó siempre contra todo, y contra todas -«mi ley es la lucha», decía- para conseguir una España en donde la cuna fuera un origen, no un destino, y donde la Ley no fuera un castigo sino un amparo. Nació el 12 de febrero de 1888 en una familia humilde del madrileño barrio de Maravillas. Su padre, Manuel Campoamor Martínez, había nacido en Santoña y era contable en un periódico madrileño. Su madre, Pilar Rodríguez Martínez, era modista, y de los tres hijos que tuvo el matrimonio vivieron dos, Clara e Ignacio. Cuando Manuel murió, Pilar tuvo que sacar a todos adelante con su trabajo. Clarita dejó la escuela y se puso a ayudar a su madre repartiendo ropa. Entró luego de dependienta en una tienda y a los 21 años hizo oposiciones para auxiliar del Cuerpo de Correos y Telégrafos. Las ganó y empezó a trabajar en 1910 en San Sebastián.

Contexto Histórico


Clara Campoamor paso la mayor parte de su vida en España formando parte de la Comisión Constitucional, de 21 diputados, y peleó eficazmente por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad legal de los hijos habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal. Todo lo consiguió menos el voto, que tuvo que debatirse en el Parlamento. Funda y preside la Agrupación Unión Republicana Femenina. Todo transcurre en los años en torno a la I Guerra Mundial, precisamente cuando la batalla sufragista estaba llegando a su fin en otros países, no cabe hablar con prioridad de organizaciones feministas en España: cuando al fin surgieron fueron además mucho más bajas, en cuanto a combatividad y afiliación, que las de sus modelos foráneos. Circunstancias de todo orden abonaron estas peculiaridades del feminismo español. De una parte, el retraso en la industrialización que anclaba a la sociedad española en una economía fundamentalmente agraria y tradicional, ajena por completo a las necesidades de mejor educación y capacitación profesional para las mujeres que exigía el capitalismo.
De otra, el difícil proceso de implantación entre los españoles de las doctrinas liberales, anatematizadas por el conservadurismo católico ultramontano y las fuerzas absolutistas que en él se fundamentaban. Además las tensiones políticas y sociales en España impidieron que las feministas de diferentes opiniones políticas pudieran encontrar ciertas bases comunes y despojaran a su campaña de todo sectarismo político.
De hecho, el feminismo español nunca gozó de un desarrollo libre e independiente; fue arrastrado, quizá inevitablemente, al conflicto más general entre la izquierda y la derecha. Su retraso y escasa combatividad se debe en parte al hecho de que la derecha apreciara más plenamente que la izquierda tanto el peligro que podría representar para la causa de una España católica y tradicional, si se le permitía desarrollarse libremente, como su posible utilidad si se explotaba debidamente. Los conservadores, al lograr hacerse con el feminismo, lo volvieron inocuo.

Importancia Política


Clara Campoamor merece un lugar de honor en la historia de la II ª República y en la del feminismo español, aunque solamente fuese por su papel absolutamente determinante en el hecho de que las Cortes Constituyentes republicanas de 1931 aprobaran el sufragio femenino. Fue la claridad de su punto de vista lo que hizo que esta propuesta se impusiera en contra de su propio partido - el radical -, del criterio de Azaña, y del criterio de socialistas como Prieto o como Victoria Kent o Margarita Nelken. Muchos pensaban que estaba el sufragio femenino -que estaba por instaurar en la República Francesa y solo existía en USA e Inglaterra- acabaría beneficiando a la derecha, evidenciando con una miserable concepción democrática, puramente "instrumental" además de errónea, ya que si las izquierdas tuvieron problemas entre 1932 y 1936, no fue por causa del voto femenino, sino por sus propios errores.

Clara Campoamor estaba tan segura del acierto de haber logrado el voto de la mujer, que cuando Concha Fagoaga y Paloma Saavedra, elaboraron la reedición de El voto femenino y yo , citaron una carta suya de 1959 a Martín Telo en la que afirma con rotundidad: " Creo que lo único que ha quedado de la República fue lo que hice yo: el voto femenino ".

El ímpetu y la constancia de esta mujer hizo posible que el sufragio femenino se aprobase en 1931, en el que escribió su obra más representativa, El derecho de la mujer , donde proclamó con evidente optimismo: " El siglo XX será, no lo dudéis, el de la emancipación femenina... Es imposible imaginar una mujer de los tiempos modernos que, como principio básico de individualidad, no aspire a la libertad"

Discurso de Clara Campoamor en las Cortes el 1 de octubre de 1931


Aquí seleccionamos los aspectos mas relevantes del discurso de Clara Campoamor en las Cortes, el 1 de octubre de 1931


"(...) Respecto a la serie de afirmaciones que se han hecho esta tarde contra el voto de la mujer, he de decir, con toda la consideración necesaria, que no están apoyadas en la realidad.¡Las mujeres! ¿Cómo puede decirse que cuando las mujeres den señales de vida por la República se les concederá como premio el derecho a votar? ¿Es que no han luchado las mujeres por la República? ¿Es que al hablar con elogio de las mujeres obreras y de las mujeres universitarias no está cantando su capacidad? Además, al hablar de las mujeres obreras y universitarias, ¿se va a ignorar a todas las que no pertenecen a una clase ni a la otra? ¿No sufren éstas las consecuencias de la legislación? ¿No pagan los impuestos para sostener al Estado en la misma forma que las otras y que los varones? ¿No refluye sobre ellas toda la consecuencia de la legislación que se elabora aquí para los dos sexos, pero solamente dirigida y matizada por uno? ¿Cómo puede decirse que la mujer no ha luchado y que necesita una época, largos años de República, para demostrar su capacidad? Y ¿por qué no los hombres? ¿Por qué el hombre, al advenimiento de la República, ha de tener sus derechos y han de ponerse en un lazareto los de la mujer? .Pero, además, señores diputados, los que votasteis por la República, y a quienes os votaron los republicanos, meditad un momento y decid si habéis votado solos, si os votaron sólo los hombres. ¿Ha estado ausente del voto la mujer? Pues entonces, si afirmáis que la mujer no influye para nada en la vida política del hombre, estáis –fijaos bien afirmando su personalidad, afirmando la resistencia a acatarlos. ¿Y es en nombre de esa personalidad, que con vuestra repulsa reconocéis y declaráis, por lo que cerráis las puertas a la mujer en materia electoral? ¿Es que tenéis derecho a hacer eso? No; tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural fundamental, que se basa en el respeto a todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis como ese poder no podéis seguir detentándolo.

Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros; a la mujer que, como ocurrió con otras fuerzas nuevas en la revolución francesa, será indiscutiblemente una nueva fuerza que se incorpora al derecho y no hay sino que empujarla a que siga su camino.

No dejéis a la mujer que, si es regresiva, piense que su esperanza estuvo en la dictadura; no dejéis a la mujer que piense, si es avanzada, que su esperanza de igualdad está en el comunismo. No cometáis, señores diputados, ese error político de gravísimas consecuencias. Salváis a la República, ayudáis a la República atrayéndolos y sumándolos esa fuerza que espera ansiosa el momento de su redención.

Perdonadme si os molesté, considero que es mi convicción la que habla; que ante un ideal lo defendería hasta la muerte; que pondría, como dije ayer, la cabeza y el corazón en el platillo de la balanza, de igual modo Breno colocó su espada, para que se inclinara en favor del voto de la mujer, y que además sigo pensando, y no por vanidad, sino por íntima convicción, que nadie como yo sirve en estos momentos a la República española".

Conclusiones


Finalmente, nos damos cuenta de la gran importancia o vigencia que tiene esta mujer en el tiempo, tanto así como en el lado político como en el ámbito de nuestro avance como sociedad en cuanto a nuestros derechos y valores.
Fue con sus ideas de republicana, que manifestó su preocupación por los derechos de la mujer, también por el sufragio y promovió la primera ley de divorcio. A pesar de su estrechez económica ella siempre siguió adelante con sus ideales.
Sin embargo, a pesar de los avances que ella presento, pensamos que nuestra sociedad esta contaminada debido a que no siguen ejemplos de una líder tan buena como lo fue ésta, ya que todavía existen mujeres a las cuales no se le respetan sus derechos, por lo tanto podríamos decir que hoy en día todavía existen injusticias y antivalores para nosotras.

Obras escritas por Clara Campoamor

  • El derecho de la mujer en España (1931)
  • El voto femenino y yo: mi pecado mortal (1936)
  • La révolution espagnole vue par une républicaine. Editorial Librería Plon de París, 1937. Con prólogo de la traductora de la obra, Antoinette Quiche
  • El pensamiento vivo de Concepción Arenal (1939)
  • Sor Juana Inés de la Cruz (1944)
  • Vida y obra de Quevedo (1945)